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Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
La ciudad se había transformado caótica e insegura, la comunidad vivía atemorizada por atracos callejeros y el robo de automóviles y motocicletas. La convivencia había sido asaltada por la escalada de la ola de violencia que se había apoderado de ella, las encuestas registraban insatisfacción en la calidad de vida siendo la razón principal la inseguridad rampante y el crimen. El registro de homicidios superaba la escandalosa cifra de 2245 anuales.
La ciudad parecía haber fenecido ante el flagelo y se concebía la falta de autoridad, la corrupción y el temor a ejercer el mando se alejaba cada día más de lugares que habían cedido su gobernanza al tráfico de drogas y la extorsión. Pareciera que la Policía, a propósito, se alejaba de estos sitios donde debía ejercer autoridad y capturar criminales.
La teoría y epidemiologia sobre el crimen, consideraba que ésta era consecuencia de la descomposición social y a su vez impenetrable a la acción policial. Académicos, sociólogos y criminólogos así la refrendaban.
Ese era el reto que la Administración Municipal enfrentaba, el crimen, homicidios, la inseguridad y la violación a los principios de convivencia podían y debían ser afrontados. Pero no todo estaba perdido, con fuerza renovadora, ejerciendo autoridad, estableciendo disciplina, aplicando métodos gerenciales y motivando la autoridad policial se podía rescatar la ciudad de los malhechores. Mediante liderazgo efectivo y administración de la problemática se podía cambiar la actitud esclavizada de una ciudad, debía cambiarse el comportamiento y apreciación ciudadana. Un sencillo cambio en la actitud frente a la autoridad, fortaleciendo, infundiendo disciplina y comprometiendo la comunidad eran los primeros pasos para devolver la gobernabilidad a la ciudad.
La anterior situación, similar a la que padece Cali, era la radiografía que asumía Rudolph Giuliani como alcalde de la ciudad de Nueva York en 1994, hoy considerada la más segura de Estados Unidos.
El mandatario asumió tres principios básicos de gobernabilidad para afrontar el reto, ejercer autoridad, promover disciplina y comprometer la ciudadanía desempeñando gobernabilidad para rescatarla y sacarla adelante.
Desafortunadamente nuestro estado de derecho confunde ejercer autoridad con supresión de derechos ciudadanos y por ende diezma la efectividad del funcionario atemorizado por las faltas disciplinarias que se le pueden imputar. Sin embargo, cuando se ubica el bien común por encima del particular y se demuestra que la autoridad debe ser acatada y respetada, se da inicio a la disciplina ciudadana.
El tránsito en Cali era una anarquía total. Al desplegar autoridad las cosas cambiaron, se sintieron molestias por las multas resultantes de las infracciones a la norma. Se buscaron pretextos, amistades e influencias para prescindir de ellas, pero se ejerció autoridad sin quebrantar ni abusar de ella. El resultado fue conducir la ciudadanía hacia la disciplina, logrado esto la misma ciudadanía se apropiaba del compromiso. Es un ejemplo palpable y viable.
Igual frente hacia la inseguridad debe ejercerse, soninquebrantables principios de autoridad, disciplina y gobernabilidad.