Los efectos del fenómeno del niño.

Por Humberto Giratá el Sáb, 09/08/2014 - 11:24am

Por Humberto Giratá

El denominado “fenómeno del niño” no solo afecta a los ciudadanos con su valor inclemente como sucede en Cali, sino que amenaza vastos sectores económicos  vinculados con el campo. La sequía apenas comienza y según la autoridad ambiental, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales IDEAM, se prevé pocas lluvias hasta abril de 2015 en la costa y la región Andina.

Igualmente, voceros del Instituto creen que hay 82% de probabilidad de que el niño se agudice entre octubre y diciembre y por lo tanto, los efectos económicos se sentirán con más fuerza en el segundo semestre de 2015. 

Esta situación ha colocado en emergencia sectores claves del campo que ven en este fenómeno climático va a poner en jaque  la recuperación del sector, el cual creció 6,1% en el primer trimestre de 2014 debido especialmente, al desempeño del sector cafetero. Por ahora, el gobierno prometió un fondo de $45.000 millones para mitigar los efectos de la sequía y lanzó un plan para ahorrar agua.

Sin embargo, el gobierno no puede bajar la guardia, porque según representantes de los gremios afectados “el problema es muy grave. Las praderas no pudieron recuperarse y la sequía cogió a los ganaderos sin reservas. No hubo tiempo de preparar nada. Y seguramente cuando se venga el niño, las pérdidas se van a multiplicar”. Hasta hoy en la costa han muerto 34.000 reses.

Otra amenaza del niño lo representa la posibilidad de un apagón en el sector energético.En la memoria de los colombianos es inevitable asociar este fenómeno con el racionamiento eléctrico de 1992, ocasionado porque los embalses se secaron debido a una mala planificación. 

No obstante, el Gobierno Nacional, a través del ministro de Mina y Energía, Amylkar Acosta, ha manifestado que el país está blindado frente a un posible apagón puesto que los embalses están al 72,5% de su capacidad y porque hoy se produce más, mientras en 1991 se generaban 8.350 megavatios anuales, ahora llegan a 14.500. Además la industria se diversificó y depende menos de las hidroeléctricas, dado que el parque de plantas térmicas creció. 

En un estudio Acolgen, que agremia las generadoras de electricidad más grandes del país se dice que si bien este tipo de electricidad cuesta más, eso no se reflejaría en las facturas del consumidor pues–con la única excepción de Emcali- todas las distribuidoras tienen contratos a largo plazo con las productoras, los cuales les garantizan un precio fijo. 

Por consiguiente para Acolgen por errores administrativos cometidos por la alta gerencia de Emcali al no contratar con las generadoras de energía, se ven abocados a adquirir la electricidad una cantidad superior al 50% de la demanda de sus usuarios, a precios señalados por la bolsa.  

Este análisis hecho por los más reconocidos actores del sector, coincide un informe presentado por Planeación Nacional, la semana pasada que concluye que Colombia puede perder hasta medio punto de su PIB anual si no se prepara para el cambio climático, estudio reseñado en una nota anterior.

A pesar del moderado optimismo del gobierno existe un antecedente negativo: por El Niño de 1997-1998 la economía sacrificó cerca del 1% del PIB, según estudio de la Corporación Andina de Fomento (CAF). 

En consecuencia, el país debe prepararse con urgencia y de manera prospectiva, porque en el horizonte futuro, se anticipa que las inundaciones y las sequías serán cada vez más extremas, con sus efectos económicos adversos que limitan las expectativas de crecimiento y la consolidación del Producto Interno Bruto del país. 

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