No más políticos (corruptos y clientelistas)

Por Benjamin Barne… el Sáb, 22/12/2012 - 2:24pm

Por Benjamín Barney Caldas 

Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.


Siguiendo a Adrian Pierce Rogers (1931- 2005) pastor estadounidense, que sostenía que así como lo que recibe una persona sin haber trabajado para obtenerlo, otra deberá haberlo producido sin recibirlo, los politiqueros no puede entregar nada, si antes no se lo ha quitado a otro, pues no se puede multiplicar la riqueza dividiéndola. Y por su parte los narcopoliticos apenas se reparten la parte del león entre ellos dejándoles espejitos de colores y migajas a los que votaron por ellos.

Pero lo peor de la demagogia de dar servicios “gratis” y ni se diga casas, es que cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y cuando esta se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les quitará lo que han logrado con su esfuerzo, es el fin de cualquier nación, dice Rogers. Y que es, precisamente, lo que ha generalizado la cultura mafiosa en el país.

De ahí que sea urgente la reforma a fondo de Congreso, Asambleas y Concejos, para que se entienda la participación en ellos como un honor y un deber, no como una carrera proclive a la corrupción y el clientelismo. De ahí que los congresistas, diputados y concejales deben cumplir sus mandatos por no más de dos legislaturas y después buscar otro empleo. Y por supuesto deben cumplir las mismas leyes que el resto de los colombianos, por lo que debe cesar su fuero.

Se ha propuesto también que sean unos asalariados más, con su respectiva jubilación exclusivamente de su mandato. Que contribuyan a la Seguridad Social como todo el mundo. Que el fondo de jubilación del Congreso pase al régimen vigente de la Seguridad Social y que los congresistas participen de sus beneficios como todos los demás ciudadanos. Y que no tengamos que oír jamás el cinismo del “usted no sabe quien soy yo ni con cuantos votos me eligieron”.

Igualmente, que el fondo de jubilación no pueda ser usado para ninguna otra finalidad, y que los congresistas paguen su plan de jubilación, como todos los colombianos. Que no puedan votar su propio aumento de salario, y que participen del mismo sistema de salud que los demás colombianos. Y deberían tener sus propios vehículos y pagar la gasolina que consuman,  o movilizarse en el transporte público como todo el mundo, untándose de los problemas de todos.

Finalmente, así como sólo hay un Concejo para cada ciudad y una Asamblea para cada departamento, debería haber un Congreso unicameral para el país, y la única forma de lograrlo es votar en blanco: solo elegir senadores o representantes, habría que escoger cuales, pues nunca el actual Congreso se auto reformaría. Y no creer, siguiendo a Rogers, que sea posible que los criminales se auto condenen por más arrepentidos que estén y más promesas que nos hagan.

Como se viene diciendo hace años, al país se lo están robando, y ya comenzamos a gritar que cojan al ladrón, pero seguimos votando por ellos. De ahí la importancia del voto en blanco, pero tendríamos que comprarlos, como se compran los otros votos, pero no con un bulto de cemento o una promesa falsa, sino con críticas e ideas. Lo único que queda, aprovechando que el mundo no se acabó el viernes pasado, es educar, lo que nos iguala, para que, precisamente, no acabemos con él.

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