De regreso al Gran Cauca

Por Zumbambico el Sáb, 31/03/2012 - 10:03pm

Zumbambico

Ing. Claudio Borrero Quijano

El Virrey Juan Manuel designó nuevo Gobernador o Alférez Real a auténtico descendiente del feudalismo Caucano, representado en el distinguido joven profesional Aurelio Irragorri.

Ahora se pregunta estupefacta la montonera valluna, si en 1.908 por Decreto 938 firmado por el General Rafael Reyes se crearon los efímeros Departamentos de Cali el cual incluía al Municipio de Timbiquí y el Departamento de Buga, ambos fenecidos dos años después en 1.910.

Se reintegraron los Departamentos de Cali y Buga creándose el Departamento del Valle por Decreto 340 de Abril 16 de 1.910, firmado por el Presidente General Ramón González Valencia,  a pesar de la férrea oposición de los Senadores Guilermo Valencia, José María Buchelli y Antonio José Uribe.

Dos años después desacatando el Decreto 340 de 1.910 nuestra Asamblea regional a iniciativa del comarcano Bugueño, Doctor Tulio Enrique Tascón, se cambió por Ordenanza el nombre del Departamento del VALLE por el de VALLE DEL CAUCA, estamos cumpliendo 100 años de la liberación y vasallaje territorial ante el realista Gran Cauca, ahora nuestro Presidente JUAN MANUEL SANTOS, de un tajo nos regresa a la tradición dominante de terratenientes aposentados en Nuestra Señora de la Asunción de Popayán, entretanto la ciudad comercial de Santiago de Cali a donde en antaño funcionó en su Plaza Mayor la venta en subasta pública de esclavos negros, para satisfacer la mano de obra de los hacendados del Gran Cuaca. Será que en este doceavo año del tercer milenio la nueva capital será Timbiquí, municipio del brevísimo Departamento de Cali irónicamente puerta abierta al Pacífico Océano.

Ahora cuando ningún comarcano Vallecaucano aceptó ser nominado al efímero encargo en la Gobernación, habrán visualizado dificultades extremas de convivencia entre el poder negro y blanco regional?

Ha llegado la hora de pregonar la comprensión desprovista de odios. No podemos permitir choques irreconsiliables entre el pueblo raso y las élites. Los cruentos hechos de la noche navideña de 1.876 en Santiago de Cali jamás se podrán repetir, la cordura en los medios de comunicación no puede auspiciar desconfianza de nuestra hermandad cristiana pues podrían sobrevenir días aciagos.

Si conocemos nuestra historia vivida 136 años atrás, no podrán repetirse los horrores  de la confrontación fanática en las calles de Cali de las hordas negras llegadas por el río Cauca desde Puerto Simmons, cuando se tomaron la ciudad en lucha cruenta  muriendo cientos de inocentes asistentes a la misa de gallo navideña al interior de los templos de San Francisco y Catedral de Cali.

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