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Redacción
Vamos para los 8 meses del gobierno nacional y estamos en un país donde el Presidente, el partido y su coalición de gobierno, va por un lado, los partidos independientes por otro y la oposición radical buscando ser alternativa y para ello, radicalizando posiciones. Podríamos decir que en muchos aspectos del debate ciudadano, el gobierno tiene la mayoría como en las objeciones a la JEP, en unos aspectos del Congreso solo mitad del país más unos pocos, en otros aspectos las terceras partes, lo que no bueno para el futuro de Colombia. De seguir como vamos en gobernabilidad estrecha o inexistente, vamos para una Constituyente y desde allí, a un régimen parlamentario.
En el ámbito internacional, la actitud del Presidente Iván Duque, está apoyada por la mayoría de los colombianos y esto lo están dando las encuestas, sin embargo no pocos hablan del drama en Santander del norte ( Cucuta ) o el problema de los indígenas, en el Cauca, que también nos toca como Valle.
En el análisis a la ley estatutaria de la Jep, podríamos decir que el Presidente objetó por inconveniente en cuatro aspectos fundamentales esta ley, no tiene las mayorías del país construidas. Y se siente que la construcción de un acuerdo nacional, está en veremos. Vimos como la Corte Constitucional dijo con claridad, no soy competente para revisar objeciones por ahora, pero ha dejado entrever que no dejará tocar la constiucionalidad del proceso de paz, ya revisada por sus magistrados.
Entendamos que los argumentos de ambas partes son tan sólidos, que el ciudadano no sabe qué hacer, pues los guerrilleros de las FARC, recibieron unas reglas de juego de jerarquía constitucional y de otro lado, el Plebiscito fue desatendido por el gobierno pasado, el Congreso y la misma corte. Y tampoco se ha podido entender que el país le dio el mandato a Iván Duque, el régimen es presidencialista y el pueblo, ordenó rectificar el proceso de paz. Esa es una realidad constitucional y jurídica inobjetable, de ambos lados. Quien entiende, solo si se mira con un prisma, se tiene el argumento valido, que si la contraparte lo revisa, queda en el aire.
Con el Plan Nacional de Desarrollo pasó lo mismo que con la Ley de Financiamiento, donde la propuesta del gobierno fue altamente modificada y finalmente salió una concertación, que nadie quedó contento. El gobierno no tuvo los recursos suficientes para atender los compromisos dejados por los 8 años de la administración Santos y, se tumbó un punto de honor para los colombianos el IVA a la canasta familiar y la oposición tuvo que ayudar a gravar unos sectores económicos que tenían derechos adquiridos, coadyuvados por los independientes.
Indudablemente la división de los colombianos es un problema grave, se requiere de fondo una Reforma Política que permita desarrollar grandes consensos alrededor de proyectos nacionales, con partidos de derecha e izquierda. Nadie discute la honestidad del Presidente Iván Duque, pero para poder enfrentar esta realidad política del país, se requiere un acuerdo nacional con Ministros de altísima jerarquía, que le den mayor peso jerárquico al gobierno, representen unos partidos y se pueda construir un mejor modelo desarrollo económico , que permita llegar a una equidad social, como lo quiere el gobierno y lo necesita el país.