Efraim del Campo Parra
Politólogo con maestría en Política (Sheffield, UK), y ciencias políticas y relaciones internacionales (Ginebra, Suiza). He sido consultor en programas de desarrollo económico sostenible para la Organización internacional de Trabajo (Suiza) y la Cámara de Comercio Hispanoamericana de Carolina del Norte. Especialista en desarrollo sostenible y política pública.

Seamos claros desde el principio, Venezuela necesita todo nuestro apoyo para una transición hacia la democracia ante el total fracaso del régimen de Nicolás Maduro. No obstante, dicha transición idealmente debería de ser pacifica, respetando no solo la vida de la población venezolana, sino que también estar enmarcada bajo valores, reglas e instituciones democráticas.
Las acciones y decisiones del gobierno de Trump en las últimas dos semanas en contra del régimen de Maduro, aunque bien intencionadas creo que no son pertinentes. Dada la coyuntura actual, la agenda internacional debe estar en la contención del COVID-19 y en mitigar el impacto de los bajos precios del petróleo en las economías de la región, por ende, creo problemático que se busque agregar temas no esenciales/urgentes a la agenda internacional ya que distrae y malgasta esfuerzos en temas que no son pertinentes. Por otro lado, ante la amenaza de una posible intervención el régimen de venezolano puede cambiar su prioridad hacia la protección de la soberanía nacional dejando de lado temas trascendentales tales como la contención y mitigación de la expansión del COVID-19, que está generando más sufrimiento en una población que de por sí ya es víctima de un modelo fracasado.
Seamos realistas, intervenir o aumentar la presión militar/diplomática a Venezuela implica no solo el apoyo político de los países de la región, sino también el despliegue de recursos y personal calificado que permita atender la emergencia humanitaria en Venezuela, lo cual ningún país está en capacidad o condición de proveer. Es una realidad que el régimen de Maduro, por ilegitimo y narcotraficante que sea, es el que está en ejercicio del poder, lo cual obliga al estado colombiano (no digo el gobierno) a establecer mecanismos de dialogo y coordinación para controlar el flujo migratorio descontrolado en la frontera colombo-venezolana.
El tema de Venezuela es complejo, y debe de tratarse con cautela. Cualquier tipo de acción o decisión sobre este país tiene repercusiones inmensas no solo para su población sino para los países vecinos, en especial Colombia. Creo firmemente que ante la coyuntura actual es necesario poner de lado las diferencias políticas y trabajar mancomunadamente para la protección de una población fronteriza de cerca de 12 millones de personas. Apoyar un gobierno de transición desconoce por completo lo complejo que es llevar acabo dicho proyecto y minimiza totalmente la coyuntura actual del COVID-19 que requiere el apoyo de todos los sectores para mitigar su impacto. En este sentido, celebro las mediaciones de la Organización Panamericana de la Salud para acercar los gobiernos de Colombia y Venezuela, sin embargo, estas no son suficientes para hacer un control riguroso de la frontera en temas de seguridad y humanitarios.
Aquí no se trata de buscar excusas para no hacer nada, como decía el embajador (interino) de Venezuela en Colombia en una entrevista con María Jimena Duzan. Todo lo contrario, lo que se busca es hacer las cosas bien y sin afán, es decir, hay que establecer unos mecanismos para que la transición venezolana afecte en lo más mínimo la vida y el bienestar de los venezolanos y de los colombianos. Entiendo la frustración de tantos años que hay en Venezuela, pero en este escenario la prioridad es la vida de su población sin distinción política, racial o de género. Ya vendrá el tiempo hablar de una transición democrática.
Quiero que se entienda que en ningún momento estoy defendiendo el régimen de Maduro, no faltaba más!. Es solo que la realidad sobre Venezuela en esta coyuntura es más compleja de lo que algunos líderes políticos dicen. En la política toca saber los momentos y la forma de hacer las cosas, ya que de lo contrario la vida de muchas personas está en juego. Si de verdad nos preocupa la situación de Venezuela, entonces enfoquémonos en ayudar a los migrantes venezolanos a sobrepasar esta crisis. Me pregunto, ¿qué está haciendo el gobierno interino para atender a los inmigrantes venezolanos en Colombia?