El paisajismo en las ciudades se lo puede planificar, a partir de su urbanismo y arquitectura, utilizando la triada de Vitruvius: “construcción, función y forma”, pero partiendo del emplazamiento, de tal manera que en cada sector se analice como un todo y no sólo como una de sus distintas partes. Se trataría de un paisajismo regionalista que corresponda a la geografía, historia y presente en cada sitio, para que convierta su relieve, vegetación y clima en un lugar adecuado a las tradiciones, usos y costumbres de cada uno de estos en la ciudad, entendida como un todo urbano, arquitectónico y paisajista.
Que el emplazamiento de árboles, matas y prados, considere los usos y formas de la arquitectura y el urbanismo existentes en la ciudad, y que por lo tanto incida pertinentemente en sus funciones. Que la nueva vegetación continúe la existente o la complemente, pero no que la perturbe; y considerando las redes de los servicios públicos y las diferentes vías. Que respondan a las condiciones físicas de los suelos usuales en la ciudad; y a la disponibilidad de los recursos requeridos para su mantenimiento. Que responda al plan vial y el de ocupación y uso del suelo, existentes, y previendo sus posibles cambios previsibleS en el futuro.
Que su cultivo (firmitas) sea regenerativo, autosostenible y económico en razón de su pertinente emplazamiento, función y forma. Regenerativo al reutilizar en lo posible la vegetación ya existente en cada sector, principalmente los árboles y mucho más si son nativos, y en función del relieve, clima y riego disponibles allí. Autosostenible al reutilizar las aguas servidas de las casas y los edificios cercanos, y las de la lluvia que corre por las calles. Económico al ser menor la inversión en plantillas, abonos, agua, energía y mano de obra, tanto en su siembra como en su posterior mantenimiento.
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle y especializaciones en la San Buenaventura. Ha sido docente en los Andes y en su Taller Internacional de Cartagena; en Cali en Univalle, la San Buenaventura y la Javeriana, en Armenia en La Gran Colombia, en el ISAD en Chihuahua, y continua siéndolo en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en El País desde 1998, y en Caliescribe.com desde 2011.